Aulla un perro en la distancia.
Devorado por aquello que devoras, ciego, mutante, imsomne lujurioso.
Ese aullido se meterá en tu cabeza Miller.
Ninguna orgía será capaz de salvarte de la soledad de este infierno,
y cuando quieras despertar
el perro
que aulla
en la distancia
estará royéndote los huesos.
VARSOVIA
Hace 20 horas
3 comentarios:
Gracias a ti. Me gusta que seas cauta, intensa y claridosa con las palabras. Al final del día leer algo que es ajeno a uno mismo y reconocerse ahí, como si nos hubieran robado las ideas, es fascinante. Leí esto del tercer infierno que escribiste, pienso que en esto del amor, los involucrados siempre terminan a mano,ya sea en dolor, en amor, etc....sólo que muchas veces no nos toca ser testigos más que de lo propio. Hoy son los aullidos de ese perro pero si ,mañana serán los de él, si no es que ya lo son ahora mismo. Un saludo, Elsa
Hola de nuevo Elsa,
son sus aullidos, seguro, el es el perro, el es su infierno, y el mismo se devora...
Detrás de todo lo poético y de esta historia solo hay una realidad demasiado sórdida y oscura.
Me alegro de que tú puedas vivirlo de esa otra manera tan hermosa...
Ya. Y mejor te sigo acompañando como tú lo permitas...
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