
A estas alturas de mi vida, me hace gracia el que se permite juzgar aquello que escribo o pienso.
También me hace gracia que pienses, tú, mi querido Miller, que paso por el aro, sin más.
No sabes qué ventaja me concede, el que creas, que vivo crédula y tranquila.
Esa ventaja es la ventanita a mi corazón,
esa, que cuando te asomas
te produce vértigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario