
Creamos,
una realidad,
que a veces es,
abigarrada, compuesta, zigzagueante,
ensombrecida, grandilocuente y transgresora.
Nos perdemos
entonces
aquella otra:
El rayo de luz por la ventana,
la leve respiración de un niño que duerme,
el camino, los charcos, el arcoiris,
los sonidos del mundo,
las pequeñas cosas que eran capaces de concedernos
la Tregua de una sonrisa.