

Amo a ese hombre libre que no eres.
Amo tus silencios,
esos trás los cuales no estalla la tormenta,
amo la lealtad de tus manos,
esas manos que en ocasiones no me sostienen,
que me empujan,
que atrapan la luz,
que se desvanecen en medio de mi aullido.
Amo la tristeza cuando la compartes,
la certeza que no tengo,
tu corazón abismal
latiendo en el centro de mi garganta,
la voz que me acaricia cuando estoy herida
y me regala
una herida diferente.
Amor, nací para inventarte.
Ya solo eres quimera.
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