domingo, 27 de febrero de 2011

NO VUELVAS

No más, por favor, no más.
Esta es la misma pesadilla, el mismo sueño negro en el que caigo, una y otra vez. Es lo de siempre, lo repetido. Aquello que olvidé a base de creerte, a base de la fe irracional que me concedió la tregua de respirar y pensar que era posible.
Pero no, esto es lo mismo. No hay razón aquí en ninguna parte, no hay nada que sostenga aquello que soñaba.
No estás ni siquiera tú. Hay un loco de mirada hueca, de ojos vacios y duros como el botón de una camisa. Un hombre que no reconozco en aquel que esperaba. Un fantasma ya antiguo y ajado que florece como una enredadedera.
Me haces un daño tan infinito, tan doloroso, tan agrio, tan feo, tan ruín, miserable, abandonado.
Me destrozas de tal forma, tan profundamente, tan sin sentido...que me pregunto dónde quedaron los huesos que portabas, la piel que te envolvía. Si tienes casi la misma cara de aquel otro que tenía posibilidad y esperanza, si casi te pareces a ese que cuidaba de mi, de si mismo, de la vida.

No vengas más. Vas a matarme.
La gente también muere de esperanzas que no llegan, de decepción, de incredulidad.
No vuelvas, por favor, dejamé estar. Dejamé ser. Dejamé terminar con esto.Y seguir andando. Aunque sea cabizbaja. Deja que vuelva a conocer la certeza, la alegría. Deja que duerma, una vez, pensando que mañana estarán las cosas donde yo las dejo.

No me pidas que esconda la tristeza. Los que me aman la distinguen, oculta entre el vestido. Es algo imposible de disimular. Es una noticia. Todo el mundo lo sabe.
Todos saben que me haces daño. Que nunca dejarás de hacerme daño. Que estás poseido. Endemoniado. Que el osogbo, la noche, la sombra, el vacio, el mal, el desamparo, la ira, la debilidad, los celos, la ceguera constante te reclaman.

Pero no vengas, no lo hagas, porque volveré a creerte y acabarás conmigo.

Ya no puedo escribir, ya no pienso en la obra, en lo siguiente, en los colores, los tiempos, la música. Ya no pienso en mi cuerpo.
Me meto en la bañera y no lo reconozco. Tampoco mi cuerpo me pertenece. Es el cuerpo de una niña. Es el alma rota de la desesperanza sinembargo.
Me meto en bañera y quiero ahogarme allí, quiero dejar de sentir estas cosas terribles.

No vengas,¡ por dios¡ Ten un poco de decencia.
Solo me haces daño. Solo me das dolor. Solo me regalas luz para exterminarla ante mis ojos, solo caricias para dejarme despobablada, solo futuro que te llevas y transformas en lo mismo repetido. En la cadencia constante, sorda y lúgubre del otra vez, y otra más y otra.... más de lo mismo....

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