
"Dios lo castigó y lo puso en manos de una mujer" Libro de Judit 16,7
P I E L E S P A R A V E N U S
Hay cuerpos condenados al deseo. Cuerpos anclados en azares y circunstancias que siempre conducen a un mismo punto.
Mi cuerpo está condenado al arrebato, al temblor y a la caída vertiginosa hacia el vacío de otro cuerpo, a esa inercia trémula y templada que habita la zona oscura, el legado abstracto de los sueños.
Hay cuerpos condenados al deseo. Cuerpos anclados en azares y circunstancias que siempre conducen a un mismo punto.
Mi cuerpo está condenado al arrebato, al temblor y a la caída vertiginosa hacia el vacío de otro cuerpo, a esa inercia trémula y templada que habita la zona oscura, el legado abstracto de los sueños.
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