
Yo te absuelvo.
Ahora que de pronto, sin previo aviso,
me acomete tu recuerdo.
En el nombre del Padre,
de ese mismo padre del que has heredado intransigencia
y orgullo.
En el nombre del Hijo,
en el nombre de tus ojos y tu desamparo,
de este silencio aberrante y laberíntico
y en el nombre del Espíritu
por los siglos que separan
tu cuerpo de mi cuerpo.
Yo, Pecadora
que en la distancia
comprendo
el misterio
de
este Amor
sacrílego.
No hay comentarios:
Publicar un comentario