Me agarro a las paredes de la noche.
Escribo a oscuras.
Hace tiempo que no tengo recuerdos.
Me he convertido en la imagen de mi misma, en aquello que los demás creen que soy.
Pocas cosas me importan verdaderamente.
Y apenas hay palabras que resuenen en mi cuerpo con la intensidad suficiente para despertarme.
He dejado relegados los amantes y las seducciones, la piel no me responde a las caricias.
El sexo sigue húmedo, pero esquivo y ausente ya no espera.
Estoy conmigo y sinembargo no encuentro el centro.
No hay latido ni pulso ni corriente ni electricidad ni fuerza.
Solo eco caliente que proviene del centro del silencio.
Cierro los ojos en medio de la sombra,
en el borde de la ausencia mi cuerpo tiembla...
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